Fiesta sinestésica 

 

 

 


 

 

 

 

I

Fiesta sinestésica

 

Púrpura con sabor a melocotón.

Sus sentidos entorpecidos

con el hielo del Bourbon,

fantasean con un rock.

 

Un “do” se fuga del pentagrama.

Una corchea y una negra extraviadas

se juntan a la fiesta sicodélica;

y los colores del arco iris desfilan

como marionetas coquetas.

 

¿Qué locura interactiva

provoca semejante sesión?

El misterio tangible se desata

como fenómeno de unos pocos,

y debilidad de muchos.

 

 

 

 

II

Un paso tras otro le va introduciendo

en un túnel de fantasía.

La fiesta le aguarda,

y la risa y el llanto se entremezclan

como algodón de azúcar.

 

Un adolescente,

genéticamente predispuesto,

inicia una digestión

de colores y sabores.

Los destellos cromáticos

inundan su cerebro,

provocando estupor y éxtasis.

Las papilas gustativas segregan el néctar,

de la metáfora del buen hacer.

 

Los sabores de quarks inundan su boca,

entonces traga con esfuerzo y carraspea

eliminando lo sobrante de sabor agridulce.

 

El cielo encolerizado descarga

unas goteras de repulsa,

ante este psicodélico festín.

Y las lágrimas se van deslizando

incontrolablemente,

por la ruptura de lo cotidiano.

 

La conciliación de los sentidos humanos,

don de pocos elegidos, provoca envidia.

¿Pero que mayor locura que negar lo que se percibe?

 

 

 

ALEVOSÍA

 

El ocaso trasnocha con gracia felina,

se asoma a mirar con descaro

los amores florecidos,

y la luna, su amante,

llora de envidia.

 

El desliz cometido

con grandiosa maestría

hierre mortalmente

al infeliz hechizado.

Entonces el ocaso

esconde con alevosía su crimen,

y la luna que lo contempla

llora…

 

 

 

 

 

 

 

 

AMIGO, QUISIERA CONTARTE

 

Amigo, quisiera contarte:

El principio no acaba,

y el final se agota.

Que la aurora se inició temprano,

como precoz fue el inicio

de tu prematuro vuelo.

 

Pensabas que eras un ave ermitaña,

de altozano para no tropezar

con los barreras cotidianas.

Pero la vida te fue efímera,

y los obstáculos no supiste superar

ni poco a poco.

 

No pensaste en sobrevivir:

disfrutar de la vida

con sus desamores y desengaños,

con sus alegrías y gotas de felicidad.

 

¡Tuviste que haber luchado!

¡Tuviste que estar!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL PAN DE CADA DÍA

 

Siempre fiel me acompaña

en cada comida,

con mi eterna soledad,

o con alguna buena compañía.

 

Blanco o moreno,

tostado, o casi quemado.

En el exterior sus dibujos agrietados

marcan su crujiente forma.

 

Pero mi mano deseosa lo agarra con ansia,

arrebatando un trozo del delicado manjar,

alimento del cuerpo y del alma.

 

Asoma un blanco sucio,

de trigo molido de mala calidad,

Pero mi boca juguetona mordisquea dentro

tan necesaria delicia.

 

Satisfecha la sonrisa se exhibe agradecida

por una de las cosas buenas de la vida:

mí trozo de pan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL CENICERO

 

Restos de cenizas salpican tu cuerpo.

Lágrimas fugaces empapan tu corazón

de porcelana blanca,

gélida como tu alma.

 

Estrías se desdibujan

provocando una ilusión óptica

de ondas marinas,

en un inquietante océano,

con fuerte marejada,

sobre un desválido cayuco.

 

Una pira incandescente

descansa comodamente

sobre tu resquebrajado cuerpo:

ilusión vana de fantasías.

 

Mi mano mortal lo cobija,

lo requema constantemente,

buscando un mensaje oculto

de ultratumba.

 

El olor taladra mi rinitis

y el deseo va inflamando unos sentidos

que permanecían dormidos

en el olvido.

 

Aspiro el humo incontables veces,

intentando dar sentido a esta vida,

la que se me quemó

poco a poco.

 

 

 

 

AMBIGÜEDAD SINIESTRA

 

Ambigüedad siniestra,

con dulce nombre de mujer.

Indolente, su dueño la contempla,

y llora.

 

Como un brillante pulido,

la luna añeja la vislumbra

con suprema envidia.

 

 

Poderosa e inmortal

derrama la savia de la vida

decapitando la belleza ajena.

 

El papel escrito y relegado

es troceado por el ingrato poeta

que aborrece su perenne obra

y llora.

 

Su frialdad glacial

quema el corazón del poeta,

y este medio olvidado, llora

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sidra asturiana

 

Sidra me escancian

con gracia asturiana.

Mis ojos sonríen sedientos

de tan preciado néctar.

 

Un buen culín espumoso,

y el vaso delante,

con sus rutilante gotas,

que invitan a otro más.

 

Asturias tierrina mía,

con tu sidrina cantarina,

que a más de una das envidia.

 

Conquistaste a un Pelayo vencedor,

y con el culto y sabio Jovellanos

brindaste con primor.

 

Un vaso para todos los amigos,

y lo sobrante tirado al suelo

cubierto de serrín.

 

Y la madre agitada,

en la botella queda olvidada,

para volverte mañana a recordar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SECRETO EN EL LAGO

 

En un universo mágico

cuyo nombre no se pronuncia,

hay un lago que esconde

en sus negras aguas

el recuerdo de una víctima mortal.

 

Los arboles desvestidos,

Desválidos ante el colérico y gélido viento,

 

lloran iniciando un baile macabro

en recuerdo de una víctima sacrificada.

 

Sólo un suelo agreste malvive,

en ese colosal infierno dantesco,

y algún matorral carente de alma

se resiste a morir eternamente.

 

Unos montículos de piedra

esparcidos al azar,

señalan un lugar al pie del inmenso lago,

turbio por su oscuro e insondable pasado.

 

La montaña corrompida

se percibe majestuosa

tratando de ocultar

el secretismo del lago.

 

Este queda reflejado en el agua;

y montículos de piedra sobresalen

del fangoso receptáculo

enseñando la vergüenza del depredador.

 

 

La nieve reptando sinuosamente

va buscando, y alcanzando la fatídica señal,

apropiándose del enlutado secreto.

Y el cielo azul observa imperturbable

la grandiosidad del universo mortal.

 

 

 

 

 

 

 

EL SENDERO

 

Siguiendo el sendero luminoso,

me extravié buscándote.

Escuché tu melosa voz llamándome

y tus reseñas seguí.

 

Una mariposa pasó rozándome,

y tras ella te seguí.

Un lirio rociado desprendió su aroma,

y la mariposa enamorada lo cortejó.

 

Una pega blanca y negra

la flor tentó, iniciando estos un tangible

baile de amor y pasión.

Y la mariposa se esfumó.

 

Despachado, volví al sendero buscándote,

pero la luz se esfumó,

y tu instruida voz ya no volví a percibir.

Llorando retorné sobre mi camino.

Amargo destino.

 

 

 

El bloqueo

 

Hoy no…

 

La hoja en blanco, mi mano impaciente,

y mi cabeza rebosante de imágenes,

rebuscando las palabras apropiadas

que se niegan a salir con soltura.

 

Es el bloqueo tan temido.

Decido un volver a empezar,

explorar otra nueva idea,

otro pensamiento

ingrato o feliz.

 

Pero este no llega,

como no vuelve el amor olvidado,

o no se alcanza nunca

esa la luna rellena

por mucho que se la persiga.

 

Y la página en blanco permanece,

como perdida

en un mundo imaginario,

esperando mí musa

celestial.

Hoy no…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MARIPOSA CREADORA DE SUEÑOS

 

Enredadera de la vida,

quebradizo corazón mortal.

 

Mi dolor interno

inigualable

a ningún otro

corpóreo,

me atraviesa impunemente,

lacerándome mortalmente

con odio avasallador.

 

Y yo, herida,

hundida,

me escondo

en lo más recóndito,

sumergiéndome

en un sueño olvidadizo

que me ayuda a volar,

como mariposa

creadora de sueños.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA NIEBLA

 

Los tejados anieblados,

cansan mis doloridos ojos.

 

Observo sus difuminadas chimeneas,

y la quietud de un fantasma

de gaviota,

controladora

de su polluelo

moribundo.

 

El ulular de una sirena

a lo lejos penetra

en mi aletargado cerebro,

mandando una señal de vida

a este agrietado corazón

enfermo.

 

Un rayo de esperanza

se va adentrando

en esta infernal caverna

de oscuridad.

 

Odios eternos florecen

como amapolas negras,

y su flujo sangrante

va penetrando

en las entrañas

del recuerdo nefasto.

 

El rencor como enredadera va subiendo

buscando el muro de la destrucción,

pero un resquicio del alma

busca el utópico y mágico olvido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FORTUITO DESTINO

 

Fortuito destino

que me animó a seguir,

un camino sin tino

en esta hechizada vida.

 

Una huella oculta,

sin rumbo,

dejé olvidada

al inicio de mi juventud,

vejez de mi niñez.

 

Hoy corro

detrás del bálsamo mágico,

para curar esta alma,

quemada y repudiada.

 

Fortuita suerte

que me ayuda hoy a vagar

en esta embrujada existencia.

Ayer, con ánimo de codicia florecieron

aquellas rosas negras,

con su aroma embriagador.

Despojé sus pétalos negros,

con suprema envidia

para bañarme en ellos,

como en un festín de olas salvajes,

o en ese mar de espuma relajante,

sensual y erótico,

que fue dejando huella

en mi cuerpo y

en la arena dorada.

 

Arena dorada para rebozarme en ella

recordando mis rosas negras, podridas

y llorar con el agua salada por su aroma

que no puedo volver a recuperar jamás.

 

Fortuita fatalidad

 

 

 

 

 

 

 

El ángel 

Intenciones soterradas.

La palabra muda

y la mano que con fuerza sujeta con ímpetu

a la víctima disfrazada de ángel.

 

¿Que crueldad ha cometido?

 

Agreste, la escena se interrumpe abruptamente.

 

Unas lágrimas se deslizan

sin fuerza que salvar,

sin ánimo para luchar.

 

El depredador ansioso

acomete con alevosía,

y el ángel se transforma

con toda su depravación

en el demonio escondido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAMPANADAS

 

Florecen las margaritas,

en el parque enfrente de casa.

las percibo a través de mi ventana,

anunciando el esplendor de la primavera.

 

En mi corazón en cambio,

el eterno invierno congela mis venas,

y mi sangre aletargada ya no fluye.

 

Como la princesa dormida espero el beso,

que entibie mi corazón.

Pero este no aparece

para endulzar esta pálida, y vacía vida.

 

Tañen las campanas,

de una iglesia cercana.

El sonido repica

dentro de mi cabeza,

anunciando mi próxima muerte.

 

Sé que estoy dormida,

que pronto despertaré,

por ello no puedo refrenar la angustia

de lo ignoto.

No estoy preparada,

pero ellos ya se aproximan.

 

Sé que me reencontraré

con mis desaparecidos,

aquellos que antaño me buscaban

siempre con cariño.

 

Los apercibo,

el secreto se me va desvelando.

Sus miradas ya se reflejan

no sólo a través del cristal.

Su presencia me alivia,

el pánico desaparece,

hoy los espero con serenidad.

 

¡Cuanta angustia vivida!

el sosiego se va asentando.

¡Ya llegó el momento de mi descanso!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL PUSILÁNIME

 

Conato de valentía para el pusilánime,

siempre prevenido contra su grave flaqueza,

musita con desanimo la inevitable causa

que provoca con naturalidad su mal imaginario.

Abstemio de honor, desasimila el orgullo

para un irregular volver a empezar;

el único canal contra su abstinencia de valor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL MONTE DE LOS OLVIDOS

 

El monte de los olvidos

renace más indefenso que nunca,

ante ladrones de hielo.

Orgullo de una promesa cumplida,

el mundo se abre ante un nuevo prodigio.

Acertamos, pero tarde.

 

 

 

 

 

LA CENA

 

Como cada noche cena.

La miro casi con pena.

¡Tal es su ansia de vieja!:

“degluta comida veloz,

para no mirar el reloj.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NOREÑA, hermoso condado

 

NOREÑA, hermoso condado,

eres envidia de villas ajenas.

Tu torre del reloj

emerge, tal cual dedo acusador

contra todo aquel dedo invasor.

 

Tu gente bulliciosa,

acoge al forastero,

como expertos anfitriones.

 

Enseñan su gastronomía variopinta,

con sus cebollas rellenas,

su picadillo casero:

el secreto de tu poderío

 

Que bien se come en Noreña.

 

 

 

 

 

 

UN FADO EN UNA FAVELA

 

Música baila mi corazón.

El ritmo se introduce rítmicamente,

te, re, te.

 

La alegría se va expandiendo

fundiéndose en un intento

de vida multicolor.

 

El son se reparte

dentro de todos los sentidos,

y el ánimo subido canta un fado

dentro de una favela de Catumbi.

 

La pobreza se mezcla en la habitación,

pero mí acompasado movimiento de cadera

no se interrumpe hoy.

 

Y la letra de amor

inunda mi alma,

y la soledad lejana

se va alejando más atrás.

 

Hoy soy una mujer feliz,

que no mira atrás.

 

Música bailo con mi corazón

Te, re, te.


 

 

La mariposa

 

Mariposa va entrando por mi ventana.

Noticias de mi amor espero

¿Dónde estará su carta?

 

La contemplo,

la mimo al pasar.

La acerco,

con mi mano sedienta

de amor y suerte.

Pero mi mariposa se aleja de mí

¿Que le pasara?

 

Revolotea curiosa,

con su preciado color,

y sus alas mágicas,

que me invitan a soñar.

 

Yo iluso sonrío su gracia,

ya que mi corazón desbocado

hoy se atreve a soñar.

 

Mi mariposa se va alejando de mí

por mi ventana.

Noticias espero de mi amor

¿Acaso se perdió su carta?

 

 

 

 

 

 

 

ESCALERA DE CARACOL

 

Va taladrando el cielo ennegrecido,

buscando, libando las ideas positivas,

perforando irracionalmente el plomo

fundido del desamor.

 

Escalera con peldaños invisibles,

sin alas para volar

ni piedras para edificar,

sin habichuelas mágicas

que me permitan alcanzar

esa luna de fantasía

que me permite soñar.

 

Hoy mi pie tembloroso no se atreve apoyar,

mi mano inquieta no me puede sujetar.

Mi corazón desbocado no me permite soñar.

 

 

 

 

 

Viernes

 

Jueves, sólo faltan minutos

para el inicio

de un nuevo viernes.

 

Mañana del viernes:

Los gritos amargos de las gaviotas

me despiertan prematuramente.

 

El viernes se inicia como de costumbre

con un largo día de trabajo,

pero la noche se aproxima.

Con el deslizarse de las horas,

la euforia se va desbordando.

 

Noche del viernes:

Viernes de pasión,

la ilusión de la juventud

fluye como la savia de la vida.

 

Con su galopar desenfrenado,

la noche del viernes acaba,

fundiéndose con un fin de semana

lleno de fantasías e ilusiones;

el descanso prometido de mente,

pero no de cuerpo,

que parece que se desprende

imprevisiblemente

en un arrebato impulsivo de fortaleza.

 

Pasa el fin de semana:

Todo ha terminado.

El frío vuelve a calarse inexorablemente

en mi cuerpo congelado,

y como una marioneta interactiva

vuelvo a malvivir

hasta el próximo viernes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ODISEA EN UN MUNDO URBANO

 

Odisea para sobrevivir

en un mundo urbano.

La marea de gente inhumana

azota sin tregua el sentir

cotidiano de la gente tranquila.

 

El niño solitario con su pesada mochila,

camina sin mirar a los lados,

dando patadas a una piedra imaginaria.

 

Un hombre mayor con visera,

y en bicicleta se detiene

delante de un semáforo rojo,

evitando el frenazo del apresurado coche.

 

Una paloma solitaria se posa en la carretera

buscando su escasa comida

esquivando el tránsito de peatones.

 

El paraguas,

fiel compañero cerrado

del anciano, de su mano apoyado,

como un bastón se va desplazando.

 

El abuelo camina solo, agachado ,

mirando el cielo como buscando un imposible:

un volver a rejuvenecer.

 

El perro tira de la correa,

arrastrando con él a su fiel amo,

que con la bolsa negra en la mano,

está preparado para limpiar

la ciudad de inmundicias.

 

El ruido incesante de vehículos.

Con sus toques continuos de claxon

lastiman mi sensible tímpano.

 

La niña estudiante con la falda corta,

la va alargando con la mano,

mientras observa alrededor suyo

si alguien la contempla.

 

Dos mujeres charlan

en mitad de la acera,

interrumpen el paso

apresurado de los viandantes

y estos nerviosos las miran

de reojo.

 

Una moto roja

con sus luces de posición encendidas,

va bordeando por la izquierda

y después por la derecha,

el venir apresurado

de un sinfín de coches impetuosos.

 

Es una odisea sobrevivir

en este mundo urbano.

 

 

La tronada

 

La tronada retumba imparable,

castigo del cielo y del infierno.

 

Cansados mis atormentados oídos

por los gritos del silencio que los hieren,

camino a través del siniestro camino

de la vida, hermana de la muerte.

Camino descalzo y a oscuras,

olvidando las cicatrices del cuerpo,

aquellas que ayer dolían y a escondidas lloraban de rabia.

Camino sólo y a oscuras

sintiendo las llagas del alma , herida de aquel recuerdo imborrable que hoy grita,

en silencio, en mi conciencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Resto sepulcral

 

Dos cuervos negros rebuscan entre la hierba húmeda del rocío.

Uno camina majestoso

con plumaje negro reluciente

como puro brillante de azabache.

 

A lo lejos se percibe una cabaña solitaria;

un débil humo que se evade

lentamente de la chimenea

advirtiendo al ajeno

de la presencia de alguien

calentándose en la lumbre casera.

 

Nadie asoma fuera.

La humedad y el frío

impiden cualquier decisión.

 

Un rayo sorprende en esos momentos,

transformando el cielo encapotado

en algo amenazador

 

Las nubes rojas con el paso de las horas

se transforman en denso humo.

Algún muñeco parece flotar en el aire

bailando alguna melodía insonora.

 

Un árbol alicaído cerca de la chabola

empieza a enseñar un débil follaje amarillo

que se refleja en las turbias aguas del lago

donde una flor solitaria se asoma tímidamente a beber sedienta

su negra agua.

 

Una barca a la deriva

se aproxima al arenal,

delante de la casa.

No es una barca.

¡Es un fantasma de lancha!

¡Un resto sepulcral!

 

 

 

 

Vuelta a casa

 

Vuelta a casa…

¡Cuanta nostalgia!

 

Sobrevive el cansino destino

que hierre como forja candente

ante un volver empezar.

 

Pero nuestro si,

no es sólo un volver:

“volver a empezar

volver a errar

volver atrás…”

 

Y los cimientos desmoronados

se recomponen como un castillo

de arena desplomado,

y las manos gastadas

vuelven a edificarlo

sabiendo su destino…

 

Aquí estamos, solos, apagados,

pero con una luz difusa,

que nos ilumina el camino,

paso a paso.

 

Vuelta a casa…

 

 

 

EL TEMPLO

 

Golpea al templo con rabia salvaje

como un huracán sediento de furia

como un tsunami en una isla paradisiaca,

con toda la fortaleza que da el odio,

y la funesta venganza.

 

Y el templo desvalido se encoje

sobre si mismo, y tiembla.

 

Sus cimientos se resquebrajan,

frágiles como sus sentimientos.

Y se desploma el coloso.

 

Pero de sus cenizas resurgirá,

el viento acogedor soplará esparciéndolo

repartiéndolo entre toda la humanidad,

donde exista la esperanza

de un volver a nacer de nuevo.

 

 

 

 

 

 

Mensaje vacío

 

Mensaje vacío

para unos oídos sordos.

Una esperanza muerta

por odio acumulado,

por siglos de recuerdos…

¿O fue ayer?

 

La sonrisa agrietada,

pupilas huecas de vida,

una boca muda,

y unas manos sedientas

que se extienden, buscando

la mano amiga.

 

Pesa la sombra de la espada negra,

con su silueta desdibujándose en la retina,

y el silencio cortante.

 

Entonces pienso:

“Soy el fantasma de la nostalgia,

el olvido de un recuerdo.

Sólo busco la existencia

de una vida ínfima,

para esta alma atormentada,

para esta vida tan vacía.”

 

 

 

 

 

 

 

Mi mariposa II

 

Mi mariposa presagia mi destino

nefasto y cruel.

 

¿Dónde están las alegrías?

las fantasías, ¿mis ilusiones?

 

Una llamada,

un olvido.

Se olvidó de mí.

 

El ayer regresa cruel

y sus ansias de venganza

de encaminan sedientas

y no puedo aplacarlas.

 

El rastro de sangre,

sangre roja y espesa

queda profundamente marcada

en mi camino.

El repiqueo de la llamada

sigue sonando

y la mariposa revolotea

tocando mi mano hambrienta

que se alza implorante

pidiendo su perdón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una palabra

 

Una palabra,

una mirada penetrante,

una sonrisa seductora

y mi corazón desbocado

ya quedó prendado.

 

¡Quién pudiera poner una barrera

entre tú y yo!

 

Sé que esto es un error,

un falso flechazo

que no lleva a ninguna parte

ya que tus palabras son poemas

a mis oídos y para mi corazón.

.

El sonido de tu voz me trae recuerdos,

de canciones lejanas que encantaban

a fatídicos marineros.

 

Tu acento denota tu proceder,

y tu modo de moverte,

sensualmente bailando excita sexualmente

mi cuerpo hambriento.

 

Pero una coraza de acero se interpone entre tú y yo.

Un acero que destruye mi espíritu

y mortifica mi cuerpo.

Pero no puedo ser una más,

una de tantas que quedaron en tu olvido.

Y mi boca te grita un rotundo no.